Con una presentación impecable, los dirigidos por Reinaldo Rueda demostraron en 90 minutos de juego ser el mejor equipo del continente americano. La presión constante por parte de los verdolagas marcarían la historia de la gran final continental.
Con una presentación impecable, los dirigidos por Reinaldo Rueda demostraron en 90 minutos de juego ser el mejor equipo del continente americano. La presión constante por parte de los verdolagas marcarían la historia de la gran final continental.
Al minuto 8 llegaría el primer gol de Nacional. Miguel Ángel Borja sería el encargado de entregarle al equipo, a la hinchada el grito de gol que solo jugadores con categoría podrían convertir. Un gol que llevaría el alma y el amor por la casaca verde y blanca.
Para la etapa complementaria la emoción de la victoria permitía al conjunto Verdolaga celebrar el título aún jugando. La ansiedad, la felicidad absoluta era el único valor agregado a este triunfo. Un grupo de soñadores eran los artífices de sellar la victoria continental, un gol por cero sobre Independiente del Valle, que daría al Atlético Nacional el título de campeón de la Copa Bridgestone Libertadores. Una noche histórica, 90 minutos de buen fútbol, un equipo entregado, ordenado, con jerarquía que solo merecía ser el campeón.
