Desde aquella resonante victoria ante Peñarol en Montevideo, los verdes no sumaban de a tres en cualquiera de los tres torneos en los que compiten. Habían pasado 37 lunas exactamente desde aquél lejano 21 de febrero cuando se venció en el Centenario y los verdes no sabían lo que era la victoria, y sin embargo ayer en el estadio Atanasio Girardot para la Copa Postobón se presentaron 11.700 aficionados verdes. Lo mejor es que fueron a alentar con la paciencia de los artesanos que creen en su producto.
Desde aquella resonante victoria ante Peñarol en Montevideo, los verdes no sumaban de a tres en cualquiera de los tres torneos en los que compiten. Habían pasado 37 lunas exactamente desde aquél lejano 21 de febrero cuando se venció en el Centenario y los verdes no sabían lo que era la victoria, y sin embargo ayer en el estadio Atanasio Girardot para la Copa Postobón se presentaron 11.700 aficionados verdes. Lo mejor es que fueron a alentar con la paciencia de los artesanos que creen en su producto.
No se escuchó un silbido, no se escuchó un insulto, no se escuchó una protesta, por el contrario solamente bajaron de las gradas voces de aliento para el equipo en general y para cada jugador en particular. Inclusive, algunos elementos verdes que han sido fuertemente criticados, salieron en medio de aplausos tras concluir el primer tiempo, como Johan Fano, quien aún no había anotado y recibía el cariño de la gente de occidental.
La verdad nos parece que anoche asistimos al mejor recital de aliento y apoyo que cualquier equipo del mundo pueda recibir y la ópera celestial de nuestra afición concluyó, no solo con 4 tantos a favor ante Itagüí, sino con el fin del hechizo que si bien no parecía eterno, si lastimaba seriamente las raíces del nacionalismo. Atlético Nacional regresó al triunfo, incrementó su fe, aumentó sus convicciones, fortaleció su identidad y gran parte de lo que espiamos anoche, se lo agradecemos a la querida, numerosa, fervorosa e incomparable afición que tenemos. Comportamientos como el de anoche merecen el aplauso general y el reconocimiento institucional. Dios les pague.
