Parcecía lejano cuando en febrero expresábamos nuestro anhelo. En aquél lejano partido ante Huracán cuando Moreno y Berrío le dieron los primeros puntos a Rueda en Parque Patricios, mostramos que teníamos con qué. Se señaló un rumbo, pero también una bella forma de transitarlo.
Parcecía lejano cuando en febrero expresábamos nuestro anhelo. En aquél lejano partido ante Huracán cuando Moreno y Berrío le dieron los primeros puntos a Rueda en Parque Patricios, mostramos que teníamos con qué. Se señaló un rumbo, pero también una bella forma de transitarlo.
Hoy, 11 partidos después, con Atlético Nacional clasificado por tercera vez en su historia a la final de la Copa Libertadores de América, nos mostramos alegres por el camino recorrido, pero concientes que aún faltan 2 partidos y 180 minutos para coronar de gloria uno de los mejores años del verde.
Regresar a Japón es el sueño conjunto del nacionalismo, que hoy tendrá rival cuando se juegue la otra semifinal. Entre Boca de Argentina e Independiente del Valle de Ecuador estará el último escollo. Cualquiera que sea será un digno contrincante que tendremos al frente para buscar el único sueño que domina nuestra mente desde aquella noche en La Quema: VOLVER A JAPÓN.
